Para conservar el pescado de manera óptima, quítale las vísceras lo antes posible, salvo que resulten necesarias para su preparación culinaria, como en las anchoas en salazón. Después, lávalo con agua por fuera y por dentro, limpiando bien la cavidad abdominal. Pero hay más:
Guarda el pescado en un envoltorio o envase hermético para que no se reseque y no se escapen sus jugos, ya que pueden contaminar otros alimentos en el frigorífico.
El pescado que vayas a comer en menos de 48 horas, guárdalo en la nevera, donde más se acerque la temperatura a los 0 ºC.
Lo que no vayas a consumir en dos días, congélado. Aguntará hasta 3 meses si es pescado azul, y hasta 6 si es pescado blanco.
Los peces pequeños, tipo sardina o boquerón, no conviene congelarlos, excepto para matar sus parásitos (anisakis), en cuyo caso basta con 24 horas. Para evitar la intoxicación por anisakis, también es importante que toda la carne del pescado quede bien hecha.
Cada pescado tiene un momento del año en el que su consumo es óptimo por la abundancia y la calidad de su carne